El 11,48 por ciento de universitarias catalanas de entre 18 y 25 años tiene síntomas compatibles con trastornos alimentarios (TCA) como la anorexia, bulimia o la ingesta compulsiva.
Un 6,38 por ciento de ellas puede desarrollarlos, y prácticamente la totalidad -un 97 por ciento sigue o ha seguido un régimen restrictivo para perder peso. Éstas son las principales conclusiones del Estudio Adeslas-ACAB sobre Incidencia de TCA entre la población universitaria, presentado la semana pasada en Barcelona.
Este estudio, pionero en España, ha sido posible gracias al convenio firmado entre esta aseguradora, la Asociación Catalana de anorexia y Bulimia (ACAB) y once universidades catalanas. Los datos obtenidos a partir del Test estandarizado de Actitudes Alimentarias (EAT-40, en sus siglas en inglés) revelan la alta incidencia de estos trastornos, siendo las jóvenes de entre 18 y 20 años el grupo de más alto riesgo, que disminuye entre los 21 y los 23 años y es similar entre los 23 y los 25, lo que parece indicar que no desciende con la edad. El estudio alerta sobre el perjuicio de las dietas restrictivas sin control médico, puesto que el 85,71 por ciento de las universitarias con síntomas de TCA sigue o ha seguido un régimen estricto, porcentaje que se incrementa hasta el 97 por ciento entre las afectadas. El estudio resalta que un 50 por ciento de las jóvenes con riesgo de padecer anorexia o bulimia recibe críticas sobre su peso y silueta; un 74 por ciento presenta niveles bajos de autoestima que se traducen en una valoración negativa de su aspecto físico, y más de un 45 por ciento es perfeccionista.
Todo ello aporta suficientes elementos como para alertar a la sociedad y en particular a las adolescentes, jóvenes y sus familias sobre la relación causa-efecto entre las dietas restrictivas y los TCA. Ante la amenaza de que acaben convirtiéndose en una pandemia, el estudio recalca la necesidad de implantar un programa de prevención en colaboración con las autoridades sanitarias y universitarias que fomente un espíritu crítico ante la presión para someterse a dietas.
Cristina Carretero, encargada de Prevención de la ACAB, señaló que la incidencia de trastornos alimenticios entre la población universitaria de Cataluña es similar a la de otros estudios españoles, aunque el porcentaje de las estudiantes que sufren un trastorno grave es algo superior al 5 por ciento que se tenía como referencia en otras cohortes.
La escritora Espido Freire hizo un combativo alegato contra la imposición social de un canon de belleza femenina único, algo que lleva a miles de mujeres de todas las edades a vivir perpetuamente bajo el estigma de la dieta, hasta el punto que se considera normal que una mujer esté permanentemente a dieta. Freire, autora del ensayo sobre la bulimia Cuando comer es un infierno, lamenta que los TCA "se confundan a menudo con los trastornos propios de la adolescencia", cuando la realidad es que cada vez hay más jóvenes afectadas mayores de 30 años".
http://www.correofarmaceutico.com
Dr. José Manuel Ferrer Guerra
Un 6,38 por ciento de ellas puede desarrollarlos, y prácticamente la totalidad -un 97 por ciento sigue o ha seguido un régimen restrictivo para perder peso. Éstas son las principales conclusiones del Estudio Adeslas-ACAB sobre Incidencia de TCA entre la población universitaria, presentado la semana pasada en Barcelona.
Este estudio, pionero en España, ha sido posible gracias al convenio firmado entre esta aseguradora, la Asociación Catalana de anorexia y Bulimia (ACAB) y once universidades catalanas. Los datos obtenidos a partir del Test estandarizado de Actitudes Alimentarias (EAT-40, en sus siglas en inglés) revelan la alta incidencia de estos trastornos, siendo las jóvenes de entre 18 y 20 años el grupo de más alto riesgo, que disminuye entre los 21 y los 23 años y es similar entre los 23 y los 25, lo que parece indicar que no desciende con la edad. El estudio alerta sobre el perjuicio de las dietas restrictivas sin control médico, puesto que el 85,71 por ciento de las universitarias con síntomas de TCA sigue o ha seguido un régimen estricto, porcentaje que se incrementa hasta el 97 por ciento entre las afectadas. El estudio resalta que un 50 por ciento de las jóvenes con riesgo de padecer anorexia o bulimia recibe críticas sobre su peso y silueta; un 74 por ciento presenta niveles bajos de autoestima que se traducen en una valoración negativa de su aspecto físico, y más de un 45 por ciento es perfeccionista.
Todo ello aporta suficientes elementos como para alertar a la sociedad y en particular a las adolescentes, jóvenes y sus familias sobre la relación causa-efecto entre las dietas restrictivas y los TCA. Ante la amenaza de que acaben convirtiéndose en una pandemia, el estudio recalca la necesidad de implantar un programa de prevención en colaboración con las autoridades sanitarias y universitarias que fomente un espíritu crítico ante la presión para someterse a dietas.
Cristina Carretero, encargada de Prevención de la ACAB, señaló que la incidencia de trastornos alimenticios entre la población universitaria de Cataluña es similar a la de otros estudios españoles, aunque el porcentaje de las estudiantes que sufren un trastorno grave es algo superior al 5 por ciento que se tenía como referencia en otras cohortes.
La escritora Espido Freire hizo un combativo alegato contra la imposición social de un canon de belleza femenina único, algo que lleva a miles de mujeres de todas las edades a vivir perpetuamente bajo el estigma de la dieta, hasta el punto que se considera normal que una mujer esté permanentemente a dieta. Freire, autora del ensayo sobre la bulimia Cuando comer es un infierno, lamenta que los TCA "se confundan a menudo con los trastornos propios de la adolescencia", cuando la realidad es que cada vez hay más jóvenes afectadas mayores de 30 años".
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Dr. José Manuel Ferrer Guerra
Este es un texto con predominio INFORMATIVO. ¿Y sus comentarios?
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